Erase una vez una pareja que gustaba viajar en casa rodante. Se llamaban Roberto y Cristina. Así que el 10 de octubre de 2009 decidieron viajar desde Choele Choel hasta las Cataratas del Iguazú con el propósito de visitar gente de origen ucraniano y admirar las bellezas naturales, tan frecuentes en la Argentina. Sabíamos que teníamos por delante más de 6000 km.
El viaje empezó tranquilo, pasamos por Pehuajó, donde estaba la estatua de la tortuga Manuelita. Pasamos por Luján, visitando su hermosa basílica hasta llegar a Zárate. Ahí teníamos un nombre y un teléfono. Llamamos al Sr. Jorge Salewsky y enseguida vino con su hijo y su nieto a conocernos. Nos contó que recién estaban formando una nueva filial de Prosvita, (asociación de larga trayectoria en Ucrania y en la Argentina). Seguíamos manejando por las rutas, comiendo riquísimas naranjas, hasta llegar al Palmar de Entre Ríos. Era una verdadera belleza natural y muy atractiva a orillas del Uruguay. Visitamos y conocimos el palacio San José llenándonos un poco de historia argentina.
Después enfilamos para los Esteros del Iberá. Pero vimos que el camino eran unos 100km. de ripio y serrucho y desistimos bastante apenados. De allí pasamos a Corrientes conociendo el caudaloso río Paraná, luego de dejar al río Uruguay. Seguimos el viaje y decidimos conocer Chaco. Cruzamos el puente, pasamos por Resistencia y rumbo a Roque Sáenz Peña.
El paisaje se hacía cada vez mas seco, pues hacían dos años que no llovía y peligraba el cultivo del algodón. Que gran diferencia de vegetación la orilla de los ríos y el interior de la provincia! En esa ciudad nos recibió Ivanka Nikitienko y su hospitalaria familia. Conocimos la iglesia ucraniana, donde le di una charla sobre pysanky a un grupo de señoras y jóvenes. No puedo dejar de mencionar al Sr. Nikitienko que es carpintero y le regaló muchas maderas autóctonas a Roberto, que en sus ratos libres es luthier de violines. Qué lindo zoológico que tiene la ciudad de R. S. Peña! Al otro día nos esperaba la comunidad ucraniana de Resistencia en el local donde se reúnen Combinamos la charla de las pysanky con un rico asado. Varias personas ya hacían pysanky, por lo que la charla fue un intercambio de experiencias. Agradecemos a todos los presentes, en especial a su presidente Ing. Basilio Nykolyn y su Sra. Esposa, y a la familia Hreñuk, a Juan y a María Ester.
Cruzamos nuevamente el río Paraná y viajamos hasta Ituzaingó pensando Roberto en pescar algún dorado, pez muy codiciado en la zona. Justo ese día no había pique! Al día siguiente viajamos hasta Posadas, donde nos recibió María Belén Barczuk, que nos sirvió de guía turística. Visitamos la Iglesia ucraniana donde el Padre Nestor nos explicó el significado de su adornado altar, en estilo bizantino. También nos pusimos en contacto con el Sr. Balanda y con la familia Nezechuk.
A esta altura del viaje ya queríamos llegar hasta las Cataratas del Iguazú! Sabíamos que teníamos el máximo nivel de agua para permitir el paseo de los turistas y no lo queríamos perder. Cruzamos Misiones, visitamos las ruinas de San Ignacio y llegamos a Puerto Iguazú que nos recibió con tormenta de viento y apagón de luz en la ciudad. Al otro día tempranito fuimos al Parque Nacional. Contratamos una guía, que nos explicó todos los detalles de flora, fauna e historia del lugar. La vista de Garganta del Diablo era majestuosa, imponente y sobrecogedora! Todos los saltos estaban al límite máximo de agua. Hasta hicimos al día siguiente el sendero del Macuco!
También teníamos buenas referencias de los Saltos del Moconá, sobre el río Uruguay. Ahí nos fuimos. Llegamos hasta el pueblo El Soberbio, contratamos una excursión mitad en jeep y mitad en lancha. Es un salto paralelo al cauca del río de 2 km de extensión, como una falla del piso. Por la gran cantidad de agua no pudimos apreciar este salto en su totalidad, pero la navegación fue muy riesgosa por los rápidos que se forman y las rocas que emergen. Nos hubiera gustado quedarnos más tiempo, pero el tiempo manda.
Nos dirigimos a Oberá, con su gran comunidad ucraniana y su famosa Fiesta del Inmigrante, que dura 10 días. Conocimos al Sr. Juan Pedro Barchuk, director de Turismo de la Municipalidad de Oberá y a la Sra. Liliana Schviderka, directora del ballet local. El predio donde se realiza la Fiesta del Inmigrante es una zona grande y arbolada donde casi todas las colectividades tienen su casa típica. La casa ucraniana es una de las más grandes y con escenario propio. Seguimos viaje ese día hasta llegar a Apóstoles, otro centro muy poblado de ucranianos y sus descendientes de tercera y cuarta generación. Allí nos recibieron muy cordialmente el Sr. Gabriel Boreski y su esposa Mara. Cenamos en la sede ucraniana, lugar de encuentros y restaurant. Por la noche acampamos en el hermoso y arbolado camping ucraniano, muy cerca de la ciudad. Por la mañana ya teníamos organizadas varias entrevistas para la comunidad ucraniana para referirme a las pysanky. Este arte está muy difundido y Mara lo realiza con mucha dedicación. Después visitamos el museo ucraniano a cargo de la Hermana Miguela, compañera de los cursos de verano en Leandro N. Alem. El día anterior era domingo y fuimos a misa a la imponente iglesia ucraniana en esa localidad. Me llamo la atención la cantidad de fieles y su activa participación. Nos despedimos con un Hasta Pronto! y ya comenzamos el regreso de esta aventura.
Alcanzamos visitar Yapeyú y su mausoleo dedicado al Gral. José de San Martín, lugar donde nació. En el camino de regreso nos persiguió el viento, a veces bastante fuerte. Pero por suerte, tuvimos muy poca lluvia durante la travesía. Sólo pinchamos dos ruedas y una pequeña falla en el motor. Fue un viaje muy emocionante, lleno de amigos nuevos y recuerdos de bellos paisajes. Ahora nos espera otro sueño: hacer la ruta 40!!!
Después enfilamos para los Esteros del Iberá. Pero vimos que el camino eran unos 100km. de ripio y serrucho y desistimos bastante apenados. De allí pasamos a Corrientes conociendo el caudaloso río Paraná, luego de dejar al río Uruguay. Seguimos el viaje y decidimos conocer Chaco. Cruzamos el puente, pasamos por Resistencia y rumbo a Roque Sáenz Peña.
El paisaje se hacía cada vez mas seco, pues hacían dos años que no llovía y peligraba el cultivo del algodón. Que gran diferencia de vegetación la orilla de los ríos y el interior de la provincia! En esa ciudad nos recibió Ivanka Nikitienko y su hospitalaria familia. Conocimos la iglesia ucraniana, donde le di una charla sobre pysanky a un grupo de señoras y jóvenes. No puedo dejar de mencionar al Sr. Nikitienko que es carpintero y le regaló muchas maderas autóctonas a Roberto, que en sus ratos libres es luthier de violines. Qué lindo zoológico que tiene la ciudad de R. S. Peña! Al otro día nos esperaba la comunidad ucraniana de Resistencia en el local donde se reúnen Combinamos la charla de las pysanky con un rico asado. Varias personas ya hacían pysanky, por lo que la charla fue un intercambio de experiencias. Agradecemos a todos los presentes, en especial a su presidente Ing. Basilio Nykolyn y su Sra. Esposa, y a la familia Hreñuk, a Juan y a María Ester.
Cruzamos nuevamente el río Paraná y viajamos hasta Ituzaingó pensando Roberto en pescar algún dorado, pez muy codiciado en la zona. Justo ese día no había pique! Al día siguiente viajamos hasta Posadas, donde nos recibió María Belén Barczuk, que nos sirvió de guía turística. Visitamos la Iglesia ucraniana donde el Padre Nestor nos explicó el significado de su adornado altar, en estilo bizantino. También nos pusimos en contacto con el Sr. Balanda y con la familia Nezechuk.
A esta altura del viaje ya queríamos llegar hasta las Cataratas del Iguazú! Sabíamos que teníamos el máximo nivel de agua para permitir el paseo de los turistas y no lo queríamos perder. Cruzamos Misiones, visitamos las ruinas de San Ignacio y llegamos a Puerto Iguazú que nos recibió con tormenta de viento y apagón de luz en la ciudad. Al otro día tempranito fuimos al Parque Nacional. Contratamos una guía, que nos explicó todos los detalles de flora, fauna e historia del lugar. La vista de Garganta del Diablo era majestuosa, imponente y sobrecogedora! Todos los saltos estaban al límite máximo de agua. Hasta hicimos al día siguiente el sendero del Macuco!
También teníamos buenas referencias de los Saltos del Moconá, sobre el río Uruguay. Ahí nos fuimos. Llegamos hasta el pueblo El Soberbio, contratamos una excursión mitad en jeep y mitad en lancha. Es un salto paralelo al cauca del río de 2 km de extensión, como una falla del piso. Por la gran cantidad de agua no pudimos apreciar este salto en su totalidad, pero la navegación fue muy riesgosa por los rápidos que se forman y las rocas que emergen. Nos hubiera gustado quedarnos más tiempo, pero el tiempo manda.
Nos dirigimos a Oberá, con su gran comunidad ucraniana y su famosa Fiesta del Inmigrante, que dura 10 días. Conocimos al Sr. Juan Pedro Barchuk, director de Turismo de la Municipalidad de Oberá y a la Sra. Liliana Schviderka, directora del ballet local. El predio donde se realiza la Fiesta del Inmigrante es una zona grande y arbolada donde casi todas las colectividades tienen su casa típica. La casa ucraniana es una de las más grandes y con escenario propio. Seguimos viaje ese día hasta llegar a Apóstoles, otro centro muy poblado de ucranianos y sus descendientes de tercera y cuarta generación. Allí nos recibieron muy cordialmente el Sr. Gabriel Boreski y su esposa Mara. Cenamos en la sede ucraniana, lugar de encuentros y restaurant. Por la noche acampamos en el hermoso y arbolado camping ucraniano, muy cerca de la ciudad. Por la mañana ya teníamos organizadas varias entrevistas para la comunidad ucraniana para referirme a las pysanky. Este arte está muy difundido y Mara lo realiza con mucha dedicación. Después visitamos el museo ucraniano a cargo de la Hermana Miguela, compañera de los cursos de verano en Leandro N. Alem. El día anterior era domingo y fuimos a misa a la imponente iglesia ucraniana en esa localidad. Me llamo la atención la cantidad de fieles y su activa participación. Nos despedimos con un Hasta Pronto! y ya comenzamos el regreso de esta aventura.
Alcanzamos visitar Yapeyú y su mausoleo dedicado al Gral. José de San Martín, lugar donde nació. En el camino de regreso nos persiguió el viento, a veces bastante fuerte. Pero por suerte, tuvimos muy poca lluvia durante la travesía. Sólo pinchamos dos ruedas y una pequeña falla en el motor. Fue un viaje muy emocionante, lleno de amigos nuevos y recuerdos de bellos paisajes. Ahora nos espera otro sueño: hacer la ruta 40!!!
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