viernes, 19 de julio de 2013

Cristina Serediak, La magia de las tradiciones

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Heredera de una antiquísima tradición, “pisanka” o la técnica ucraniana de decorar huevos para acontecimientos como la Pascua. 

La costumbre se remonta a alrededor de 5 mil años de antigüedad. Como tantas otras nació pagana y se convirtió en cristiana cuando aproximadamente cerca del año 1000 de nuestra era, Ucrania adoptó esa religión. Quizá haya contribuido a la difusión de una tradición que, de alguna manera, se ha vuelto universal, aunque se sabe que es común a los pueblos con tradición agrícola. Estamos hablando del pysanka o la decoración del huevo de pascua ucraniano que en si mismo atesora toda una extraordinaria historia de costumbres que se hunden casi en la noche de los tiempos y que Cristina Serediak rescató y divulga con la generosidad de quien sabe y siente que el valor de esas tradiciones está en que se transmitan para que no desaparezcan.

Médica pediatra radicada en Rio Negro, Cristina hace el esfuerzo de trasladarse periódicamente hasta Buenos Aires para sus clases de pysanka. Hija de ucranianos enamorados de sus tradiciones, ella siempre supo del simbolismo casi mágico de esos huevos que guardan mensajes ocultos en sus dibujos y sus colores. Siempre supo pero hace pocos años que se abocó de lleno a estudiar esa rica historia, a interpretarla y sobre todo a contarla y a enseñarla.

Una verdadera autoridad en el tema, Cristina escribió el único libro en castellano que existe sobre el particular; “La magia de los pysanka”. Allí contó detalles de esa antiquísima costumbre eslava de decorar huevos para celebrar la primavera y que con la introducción del cristianismo se derivó a la Pascua. Allí reveló que una tradición con tanto contenido simbólico tiene reglas muy claras y muy precisas sobre los significados de cada decoración y hasta de los colores utilizados.

Desde los motivos mas primitivos (reducidos a trazos o líneas) hasta los dibujos ornamentales más modernos, todos albergan un mensaje. Puede ser de amistad, de amor, de deseos de prosperidad o de una vida saludable. Hay diseños habituales para los recién nacidos, para los recién casados, para quien cumple años o para cualquier otra circunstancia. Cada pysanka es como una postal, un recuerdo o un gesto de amistad, de solidaridad hacia el prójimo, el vecino o el familiar a quien va dedicado. Eso es lo que Cristina trasmite además de enseñar la técnica del decorado y las ilustraciones o las composiciones más comunes que suelen estamparse en los huevos con un sistema similar al del batik, No se trata solo de un objeto decorativo. Es un bien cultural de un pueblo antiguo que hizo de esa tradición una identificación de identidad que perdura y seguramente se ennoblece con semejante representante.

 Nota publicada en revista-artesanos

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